Fijemos en María nuestra mirada. Ella es más grande por su fe y su humildad, por su vida interior, que por ser la Madre de Dios. En esto no podemos imitarle, pero sí en lo anterior. Y es nuestro gran ejemplo.
Media hora de oración cada día
Fijemos en María nuestra mirada. Ella es más grande por su fe y su humildad, por su vida interior, que por ser la Madre de Dios. En esto no podemos imitarle, pero sí en lo anterior. Y es nuestro gran ejemplo.