Recibiste dones para fructificar talentos

La parábola de los talentos es fácil de leer y difícil de vivir. Hay que identificar las capacidades que tenemos, los dones que hemos recibido. Y hay que identificar también los talentos que es la misión que Dios nos ha encomendado. A partir de ahí sólo una responsabilidad: que den fruto.