El buen ladrón aprendió a hacer oración y robó el corazón a Cristo en el último momento. El mal ladrón no supo abrir su alma a este regalo de la oración.
Media hora de oración cada día
El buen ladrón aprendió a hacer oración y robó el corazón a Cristo en el último momento. El mal ladrón no supo abrir su alma a este regalo de la oración.