Mediante el don de piedad el Espíritu Santo ablanda nuestro corazón para abrirlo a la ternura con Dios y con el prójimo, permitiéndonos vivir la filiación divina.
Media hora de oración cada día
Mediante el don de piedad el Espíritu Santo ablanda nuestro corazón para abrirlo a la ternura con Dios y con el prójimo, permitiéndonos vivir la filiación divina.