Profundizamos en la primera bienaventuranza. «Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos». ¿Quiénes son los pobres de epíritu? ¿Yo puedo serlo?
Los Mandamientos y la Vida
En el evangelio (Mt 19, 16-26) el joven rico nos ayuda en nuestra oración a descubrir el sentido profundo de los Mandamientos en la vida cristiana. Toda su fuerza, su luz y su delicadeza.
La Santísima Trinidad
Dios nos abre su intimidad para que podamos conocerle y adorarle. Contemplarle da sentido y transforma nuestra vida por completo en nuestras relaciones, trabajo y culto. Examinamos si nuestra vida corresponde a la vida de alguien que contempla a Dios.
Don de Temor de Dios
Con el don de Temor de Dios el Espíritu eleva nuestro corazón para temer lo único que hay que temer, que es separarnos de Dios, y ser valientes y tener coraje ante todo lo demás.
El don de piedad
Mediante el don de piedad el Espíritu Santo ablanda nuestro corazón para abrirlo a la ternura con Dios y con el prójimo, permitiéndonos vivir la filiación divina.
Fortaleza de lo alto
Este don del Espitu Santo es crucial en un mundo en el que evitamos todo sufrimiento y esfuerzo. Podemos distinguir tres escalones: virtud humana de la fortaleza, virtud teologal de la esperanza y don del Espitu Santo.
Don de ciencia
El Espíritu Santo nos ayuda a que contemplemos la Creación y nos llenemos de asombro por el Amor que Dios que resplandece en ella y en su obra cumbre que es el hombre y la mujer.
El don de Entendimiento
¿Para qué sirve este don? Este don del Espíritu Santo viene en ayuda de nuestra fe para iluminar nuestra inteligencia y hacernos profundizar de un modo infuso en la verdad revelada. Pidamos al Espíritu Santo que nos llene con este don tan importante para nuestra vida.