Convertirse no es cuestión de un momento, sino de toda la vida. Convertirse no es cuestión de ser nosotros muy buenos, sino de dejar a Dios que actue en nuestra vida. ¡Cada día podemos convertirnos!
Mc 3, 13-19: Elección de los doce apóstoles
Jesús sana a muchos
La muchedumbre acude a Jesús que sana a los enfermos uno a uno. confían plenamente en que Jesús puede hacerlo. nosotros también necesitamos que cure nuestras heridas.
Mc 3, 1-6: Curación del hombre de la mano seca
Mc 1, 29-45: Curación de la suegra de Pedro y de un leproso en Cafarnaún
Bienaventurados los limpios de corazón
En el corazón nos encontramos nosotros mismos. Lo que somos y lo que hacemos. Nuestras grandezas y nuestras miserias. Señor ayúdanos a tener un corazón limpio, porque los que tienen limpio corazón «verán a Dios».