La intercesión y la presencia de San José en mi vida me ayuda a vivir conforme al querer de Dios, a hacer míos sus sueños.
Creo, sencillamente
Los símbolos de fe de la Iglesia nos ayudan a creer con más fuerza, con más audacia, más sencillamente.
¿De quién me fío?
Las fórmulas de la fe son breves y sencillas pero encierran una sabiduría enorme de siglos. Nos fiamos de Dios y Dios no es complicado: todo lo contrario. Le podemos pedir a Dios que aumente nuestra fe y nos de una fe como la de la Virgen María.
Ser justo y último
Los que siguen la moral de la Iglesia, los justos, son incómodos para los injustos y, consecuentemente, objeto de persecución.
¡Acoger a María!
El mes de septiembre, el mes en el que comenzamos el curso está marcado por la presencia de María y la invitación a acogerle en nuestro día a día, hoy.
Ciencia y fe no compiten
La ciencia llega hasta donde alcanza la inteligencia humana, que es limitada. La fe nos ayuda a profundizar en los misterios de Dios, que son reales pero no accesibles solo con la razón. Por eso no compiten, ni se contradicen, ni se rechazan mutuamente.
Jesucristo es el que enciende mi lámpara
Las vírgenes necias no querían cargar con la alcuza de aceite. Les parecía muy pesada. Jesucristo es él mismo quien carga las nuestras, es quien lleva el peso de nuestras vidas.
Siempre sí y una sonrisa
Como María, yo también quiero que mi vida se resuma en decir siempre sí y en una sonrisa.