San Pablo les escribe a los de Éfeso y a nosotros para desvelarnos un gran misterio: Dios quiere que seas santo, que seas hijo suyo, y para ello te ha redimido y perdona tus pecados. Aprovéchalo.
Locutor: Josetxo Vera
La Iglesia, madre y maestra
En la barca de la Iglesia tú también tienes un lugar, un sitio. Quizá el de agujero o el de lastre, quizá el de remero o timonel. Pero en la Iglesia tienes un hogar, un hospital, una madre, una maestra que te cuida, que te cura, que te acompaña.
No seas higuera seca
El Señor pide a la higuera que dé fruto no hojas, y a nosotros nos pide lo mismo, fruto y no hojas. El fruto que nos pide para su alimento es que hagamos la voluntad del Padre.
Contra la envidia, caridad
Es un pecado capital que no da ninguna alegría. Con la primera sonrisa se nos llena el alma de amargura. Alegrarse por el mal ajeno, dura poco. Frente a la envidia, la caridad, el amor al prójimo, el mandato del Señor.
La Misericordia está por encima de la Ley
Muchas pegas le ponían a Jesús los fariseos. Sobre él querían imponer la ley. Pero la Misericordia y Jesús mismo, están por encima de la ley. Siempre es tiempo para la misericordia. Incluso el sábado.
El ejército de los pequeños fieles
La vida de la Iglesia muchas veces parece que se acerca a su fin. Ataques desde fuera y también infidelidades desde dentro. Todo se salva por el Espíritu Santo, el Señor que no falta y un ejército de los fieles pequeños.
Dios te crea por amor y para el amor
Descubrimos en la vida una pregunta común: Yo ¿qué pinto aquí? y nos damos cuenta de que esa pregunta se prolonga toda nuestra vida. El sentido de nuestra vida es Dios, hemos sido creados por el amor de Dios y para el amor de Dios. A quienes nos pusieron en este camino les debemos agradecimiento.
María, maestra de oración
María nos enseña a rezar porque ella es la bienaventurada que escuchó la palabra de Dios y la cumplió. Ella escuchó la palabra de Dios en Jesús, en el ángel, en José, en Caná, en la Cruz. Ella nos enseña a rezar con su vida.